El Ángel azul
¿Cómo sabemos que se aproxima la Navidad?
No la podemos percibir con los ojos, pues los días y las noches transcurre como siempre y los hombres viven y se ocupan de sus asuntos como de costumbre; no se la puede escuchar con los oídos, pues son siempre los mismos ruidos los que resuenan; los automóviles que pasan, los aviones que aterrizan, los niños que gritan, y así otras cosas por el estilo.
Y, sin embargo, cuatro semanas antes de Navidad pasa algo muy importante: un gran Ángel desciende del cielo para invitar a los habitantes de la Tierra a preparar la Navidad
Este ángel viste
una gran capa azul, tejida de silencio y de paz. la mayoría de la gente no lo percibe, porque están muy
ocupados en otras cosas, pero el ángel canta con voz profunda, y solamente aquellos que tienen el
corazón atento pueden escucharlo.
Su canto dice así: “El cielo viene sobre la tierra, Dios viene y quiere habitar en el corazón de los hombres, ¡poned atención! ¡abridle la puerta!”
Y así es como en este día el Ángel pasa y habla a todos los hombres, y aquellos que escuchan se disponen a preparar la Navidad, cantando algunas canciones y encendiendo velas, pero sobre todo, con la paz y el silencio que éste ángel deposita en cada corazón
“El cardo plateado”
Cuando Dios, nuestro Señor, creaba plantas y flores, preguntaba a cada una de ellas cómo prefería ser. Algunas elegían ser grandes y fuertes, otras escogían tener un perfume especial.
Unas querían tener pétalos rojos y otras, blancos o azules. Dios les cumplió a todas sus deseos.
Finalmente preguntó a una plantita:
-“Bueno, mi querida criatura, dime, ¿Cuál es tu deseo más íntimo? ¿Quieres ser grande o pequeña? ¿Quieres flores amarillas, rojas o azules?”
A lo que contestó la plantita:
-“Me conformo con cualquier cosa, con gusto creceré junto al suelo, y no me importa tener espinas, pero tengo un solo deseo: que mis flores no se marchiten hasta que nazca el niño Jesús.” Dios sonrió benévolo y creó … al cardo plateado.
El cardo crece humildemente pegado al suelo, y sus hojas están cubiertas de abundantes espinas.
La flor brilla como una bella estrella plateada, y aunque florezca y la
corten en verano, se conserva hasta la época de Navidad para dar alegría al niño Jesús.
Cuento de Georg Dreissig
Cuento de Georg Dreissig