Sololoquio de una niña

Por Laura Aguilar Ramírez
Para Puntadas de familia




-Buen día. pequeña

-Buen día- contestó la niña, más por educación que por otra cosa. 

Siguió caminando, pensando en el proximo exámen que tendría. No había tenido tiempo de estudiar entre tantas actividades que tenía que realizar: Al levantarse, su aseo y sus quehaceres de la casa: ayudar a limpiarla. Después, la escuela. A mediodía del lunes y miércoles, natación; los martes y jueves, clases especiales de inglés. Y en la noche, las tareas. El tiempo de sus juegos se veía reducido a 1 hora y media los martes y jueves. Era su tiempo preferido como es lógico para una niña. Le gustaban los cantos, los juegos de disfraces, de destreza física. Pero también ésa actividad tan gozosa, tenía sus tareas: debía aprender leyes, canciones, debía estudiar historia, conocer el nombre de estrellas, conocer la acción del viento, del agua.

-Caray... qué difícil deben ser tus días, pequeñas-le dijo el hombre que la había saludado antes.
-Perdón.. lo conozco?- preguntó sorprendida.
-No creo.... pero me empezaste a contar sobre tus actividades.

-Disculpe... debo haber hablado en voz alta.
-Tienes mucho qué hacer?  Puedo ayudarte en algo? te ves preocupada.

-Es que mañana tengo un exámen difícil y no he podido estudiar. Temo que me van a reprobar.
-Pues corre a casa, abre tu libro y estudia. Se nota que eres una niña estudiosa y responsable

Suspirando, la niña responde:
-Es que no estudié todo el mes y en una noche no voy a poder aprender todo. Sucede que todos los días en las tardes, repaso lo aprendido haciendo la tarea y además ayudo a mis hermanas a hacer las suyas. De ésta manera, estudio doble. Cuando llega el día del exámen sólo doy un repaso, y listo: diez seguro.
Pero para éste exámen, no he tenido tiempo de estudiar.
-Y éso porqué ha sido?- preguntó el señor que ahora camina al lado de ella. el ritmo de sus pasos ha disminuido.

Agradecida de tener con quien compartir lo que siente, aprovecha el momento. No es muy común tener a alguien con quien platicar de lo que siente, le sucede o piensa. Normalmente, es ella a la que se acercan para preguntarle, para que les ayude, para que las acompañe.

No es común tampoco que acepte platicar con un extraño, pero por alguna razón, ésta persona le inspira confianza.

-Sucede que he estado tratando de aprender a tocar el piano, a aprenderme el nombre de las estrellas, a repasar cómo hacer algunos nudos... y no he podido.

-Ah caray! Me sorprende que te enseñen ésas cosas en la escuela. Debe ser un colegio caro.

-Oh, no Señor. Voy a una escuela normal. Con éso no tengo problema. Es que pertenesco a un grupo scout y mañana nos harán un exámen para elegir a las chicas que pasarán a ser guías mayores. He sido una de las mejores "haditas" cuando era más pequeña. Y después pasé a ser guía. Para ello, no tenía que estudiar. Era sólo ser parte del grupo, paticipar en las actividades grupales. Pero ahora, será un exámen individual y debo aprender todas ésas cosas. Además de tener que pasar un exámen de valor. Ese es el que me da miedo y para el que no estoy preparada.

-Aver, explicáme en qué consiste ése "exámen de valor", me parece que eres una niña muy valiente.

-Ay, Diosito... Debo pasar un día entero en un bosque, preparar mi propia tienda con ramas uniéndolas con distintos nudos que habría tenido que aprender, preparar mi propia comida, pasar la noche sóla, orientarme por las estrellas y por mis conocimientos de la naturaleza para poder regresar al campamento de mi grupo. Y éso es muy difícil. Nunca he estado sóla. Me da miedo hacerlo. Por éso, sé que me van a reprobar

-Te aprendiste todo lo que debías aprender?

-Pues algo... intenté aprenderme el nombre de las nubes, de las estrellas, pero no he podido. Aprendi a hacer nudos y armar mi campamento y sé preparar mi comida... pero desistí de aprenderlo, sé que no podré pasar la noche sóla. Me da miedo hacerlo. Así que no lo he intentado más. Sé que no pasaré el exámen escrito y mucho menos el práctico. Y éso me da verguenza.
Hay muchas compañeras más pequeñas que yo, a las que he ayudado y de alguna manera, me hacen caso. También las compañeras de mi edad, a las que he ayudado, me hacen caso. Pero sé que no podré estar con el grupo de guías mayores, porque no me agradan mucho las muchachas de ésa edad. Les he ayudado también, pero no son muy solidarias. Más bien, son medio aprovechadas.

He intentado muchas veces, ser su amiga. O por lo menos, ganarme su respeto, pero soy muy pequeña a sus ojos. Ellas tienen novio, no hablan de otra cosa. Juegan juegos prohibidos a escondidas, donde no se den cuenta. Yo sé que cuando alguien se esconde, no es bueno lo que hacen.

Sinceramente, no quiero estar en su grupo. No son muy sinceras, siempre se cuchichean entre ellas y aveces, son hasta burlonas conmigo. No creo que me agrade estar con ellas.

Sucede que vivo en un internado. Y dormimos por grupos. Las pequeñas, en un cuarto. Las guías en otro y las guías mayores en otro. Y a mí no me agrada mucho la idea de dejar todo lo que hasta ahora hago.

-Jaja... río el hombre---ay, pequeña. Sí que es difícil. Crecer, duele. Dejar de ser niña, duele.

Para éste momento, sin saber cómo, están sentados en una banca del parque por el que ella pasa todos los viernes camino a su casa. Acostumbra irse caminando, a pesar de poder hacerlo en camión. Es tan hermosa la calle por la que camina, le gustan tanto las casas, el parque, la heladería, los árboles, que prefiere caminar a pesar de ser casi dos horas las que tarda al hacerlo.

-Si. Creo que mañana me reprobarán. Tendré que esperar otro año para volver a hacer el exámen. Tal vez para entonces, mis compañeras mayores ya no estén y las compañeras de mi edad, hagan el exámen junto conmigo.
Tendré que ayudarles a aprenderse todo para que puedan hacerlo- Pero parece que a ninguna de ellas, le interesa el asunto. Para ellas, es más importante jugar que tomarse en serio el ser guía mayor. Como no es parte de la escuela normal, creo que no les interesa.

-Y no puedes hacer el exámen sóla?
-No... porque como ya le dije, es un internado. Y los grupos se forman ahí. Si yo pudiera estar en un grupo fuera del internado, entonces podría formar parte de otros grupos y tendría oportunidad de avanzar.... pero éso no es posible. Entonces, no vale la pena intentarlo si no hay un grupo al que integrarme.

-Bueno, señor... debo irme. Está oscureciendo y mi casa aún está lejos.

"Señor, señor... "
volteando para un lado y para otro, se da cuenta que no hay nadie,
"Adonde se habrá ido, si estaba sentado aquí a mi lado? Tal vez lo imaginé. Ya hasta hablo sóla jajjaja"

Y levantándose, apresura el paso. Su madre ya debe estar en la casa. Nunca se tarda tanto y se extrañará de que no llega. Poniendo de nuevo, el costal donde lleva su ropa en su hombro, camina rápidamente, ya sin fijarse en casas o gente como lo hace normalmente.

Pasa junto a la heladería donde normalmente compra un helado de limón, llega al otro jardín y toma el camión que pasa ahí para llegar más rápido a su casa.

En el camión, ve pasar la panadería, la marisquería, la escuela a la que fué de niña. Es el recorrido que hace todos los viernes caminando. No se disfruta tanto en camión, pero es bello el barrio en el que creció.

Llega a casa, su madre prepara la comida. Comen, como cada viernes, sale a jugar con sus vecinitas como cada viernes. Para ése entonces, sus preocupaciones han dejado de serlo. Si no se puede éste año, tal vez el siguiente se pueda hacer.

La tranquilidad vuelve a su alma y disfruta de la compañia de su madre, de sus vecinitas, de los programas de televisión que sólo ve los viernes en la tarde, los sábados y los domingos en la mañana.

Después, volverá al internado a sguir ayudando a las pequeñas y a sus compañeras y a procurar no ser ignorada por las mayores.

Si.... dejar de ser niña no es sencillo, pero sabe que lo logrará.  Algún día, será mayor.

Lucas 14:28-33
28 Si alguno de ustedes quiere construir una torre, ¿acaso no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla? 29 De otra manera, si pone los cimientos y después no puede terminarla, todos los que lo vean comenzarán a burlarse de él, 30 diciendo: “Este hombre empezó a construir, pero no pudo terminar.” 31 O si algún rey tiene que ir a la guerra contra otro rey, ¿acaso no se sienta primero a calcular si con diez mil soldados puede hacer frente a quien va a atacarlo con veinte mil? 32 Y si no puede hacerle frente, cuando el otro rey esté todavía lejos, le mandará mensajeros a pedir la paz. 33 Así pues, cualquiera de ustedes que no deje todo lo que tiene, no puede ser mi discípulo.