Comparaciones




Señor: inspira éste cuento para bien de las familias. Amén.

Había una vez una pequeña. Era muy bonita, por lo menos éso decían, aunque ella no se sintiera así. Aunque pensandolo bien, la única que la veía así era su mamá.
Y muy lista... por lo menos éso era lo que su mamá se encargada de decir a todo mundo.

Bueno... por lo visto su mamá tenía mejor vista que los demás, o tal vez tuviera muy poca, porque nadie más compartía ésa opinión.

La verdad era que no importaba. Bastaba para ella el que su mamá la viera bonita, lista y simpática.

Esta pequeña tiene un dilema: le gusta que su mamá le diga cosas tan bonitas, pero no le gusta que las diga a otros, porque le causa problemas con las otras niñas, a las cuales no les agrada que las comparen con ella.

Realmente es un problema muy grande, porque ella desea ser aceptada por sus compañeras, al mismo tiempo que complacer a su mamá y parece que no es posible.

De alguna manera, se siente como un pato en un corral de gallinas, fuera de lugar.
Su ángel sonríe al ver su preocupación y decide hacer algo por ella, ya que es realmente una buena niña.

Entiende que para su mamá es muy bonito el compartir con otros el orgullo que siente a causa de su hija, que no lo hace con el afán de ofender a otros, ni de hacer comparaciones, simplemente le gusta que los demás sepan cuánto la quiere su hija, los detalles que tiene para con ella, porque aunque te parezca increíble, amiguito, no todos los niños son como ella ni como seguramente eres tú, que demuestran su amor a su mamá siendo obedientes, cariñosos.

Entiende también a las otras madres que quisieran recibir algún día palabras tan bonitas como las que ésta pequeña le dedica a su mamá, quisieran que sus hijos las obedecieran como ésta pequeña lo hace y quiseran que fueran tan amorosos como lo es ella.

Y entiende también a las otras niñas, las cuales no ven por ningún lado la diferencia entre ellas y la pequeña, ellas trabajan igual o más. ¿Acaso no es suficiente?

Todo ésto entiende el ángel, pero ¿cómo hacerselo saber a la pequeña preocupada? Entonces empieza a preocuparse él, buscando la manera de solucionar el problema.

-Tal vez si.... no... creo que no es buena idea.

-Ah, ya sé... haré que...hmmmm...no... creo que tampoco.

-Pero ¿qué tal si....?

El ángel está concentrado en cómo resolver el problema. En un momento dado, se sorprende al escuchar risas infantiles que lo sacan de su concentración.

Al mirar, observa que la pequeña y sus compañeras juegan como si nada, se divierten y se ayudan, han olvidado una su preocupación y las otras, su malestar.

Sonríe. -¡Vaya!!!... había olvidado que para los niños un disgusto no es igual que para los mayores. Es solo un mal momento que se olvida ante la inocencia infantil


Seguramente alguna vez, amiguito, has oido decir de otros amiguitos tuyos que son mejores que tú, que hacen las cosas mejor que tú...
No te preocupes... los adultos son así... les encanta hacer comparaciones entre las cosas y entre las personas.

Deja que sea tu corazón el que te dicte la manera de tratar a tus amiguitos. Te aseguro que es la mejor manera de conservarlos.

Dulces sueños.