Señor: Sé Tú através de éste cuento, quien haga llegar tu mensaje. Amén.
Había una vez..... en cierto lugar del Universo, un pequeño planeta.
Era pequeño, pequeño. Cercanos, estaban planetas más pequeños que él, grandes planetas e inmeeensos planetas.
Uno, era rojo, otro gaseoso, otro de colores, otro más era de un gris acero. El era de un color azul.
Sus hermanos planetas,.... pues se me olvidó comentarles que estoy hablando de una familia estelar (de estrellas, ¿eh? .... aunque.... pensándolo bien... también es una familia digna de llamarse estelar, por ser perfecta, por ser relumbrante).
Bien... sus hermanos planetas tenían juguetes. Uno tenía 11 juguetes. Otro tenía 3, y otros más, no tenían juguetes. El tenía un hermoso juguete, llamado luna. Sólo un juguete.
Todos giran en su propia órbita. Cada uno en la suya, sin interferir con la de los demás. Y cada uno, vive tranquilo, tomando el lugar que le corresponde.
Les diré que cada uno de éstos planetas, recibe del Sol, lo que necesita para existir. El sol es algo así como la madre de éstos planetas.
Ha sido encargado por Dios, el Creador y Padre de todas las cosas, de proporcionarles calor, luz y energía. Calor con los que la vida prospera. Luz que los alumbra y energía para que la vida en ellos, se mueva.
A cada uno, se le proporciona en la medida en la que necesitan y de acuerdo a sus propias caracterízticas.
Pues bien, éste pequeño planeta azul veía cada mañana a sus hermanos girar. A algunos los veía lejanos, lejanos. A otros, muy cercanos.
Deseaba comunicarse con ellos, pero no sabía cómo hacerlo.
¿Cómo hacerlo si debía seguir una órbita al igual que ellos y ésas órbitas los llevaban por distintos lugares?-se preguntaba el pequeño planeta azul.
Pensó y pensó..... Cada idea era desechada por parecerle disparatada.
Tal vez si me estiro mucho, podré hacerlo.... Y se estiró, se estiró... y sólo logró quedar como un huevo jajajjaj.
Vaya!!! ésto no funciona- se dijo, desalentado.
Tal vez si grito muy fuerte, me escuchen- Y gritó y gritó.... y volvió a gritar.... Y nada sucedió.
Vaya!!! ésto tampoco funciona- suspiró.
Ya sé!!! Voy a brillar mucho, voy a resplandecer mucho para que me vean desde lejos mis hermanos mayores.... y bueno, también mis hermanos menores.
¿Cómo puedo brillar tanto como para que me vean?-pensó.
Amiguito.... ¿quieres ayudar a éste pequeño planeta azul a brillar tanto, tanto que sus planetas hermanos mayores y pequeños lo vean?
Espero que tú y él encuentren la solución.
por: Laura Aguilar Ramírez
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