El leñador exhausto
Hay en ti dos facultades rectoras que te ayudan a tomar decisiones. Son la inteligencia y la voluntad.
La inteligencia ilumina las razones a favor o en contra, y hace una evaluación de lo que es más conveniente.
Entonces tu voluntad, toma la decisión y actúa por lo mejor.
A este proceso se lo llama discernimiento.
Una anécdota te lo esclarecerá.
Cierto día un señor al ir paseando por el campo se encontró con un leñador que con ímpetu estaba cortando un tronco.
El caminante le preguntó:
—Disculpe señor, usted parece estar exhausto..., ¿cuánto tiempo ha estado trabajando?
—Más de seis horas —fue su respuesta.
—¿No sería bueno que descansara un poco y afilara su serrucho?
El hombre respondió:
—No... No tengo tiempo, pues hay mucha leña que cortar.
—Pero si afila su sierra cortará más rápido y, si descansa, tendrá fuerzas para cortar más.
El hombre se quedó pensativo, como dando la razón a aquel señor, pero miró su reloj, luego la leña, y continuó cortando el tronco sin tener en cuenta el valioso consejo que aquel hombre le había dado.
El tiempo utilizado en estudiar un problema no es tiempo perdido.
Evita los desánimos que surgen cuando se encuentran dificultades en plena acción.
Esto detiene el empuje y entra la desconfianza al comprobar errores.
Sin embargo, debes estar dispuesto a resolver siempre estas situaciones con inteligente paciencia.
Que sepas discernir con sabiduría.
* Enviado por el P. Natalio
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